Este método consiste en conservar los granos, previamente secos y limpios, en sacos (de fibra vegetal o de materia plástica) y en apilar éstos ordenadamente en espacios convenientemente acondicionados.
Poco importante en los paises desarrollados, este método de almacenamiento de los granos es en cambio muy corriente en los paises en desarrollo. En efecto, es económico y se adapta bien a las condiciones locales de transporte y de comercialización de los granos.
Existen varias maneras de realizar el almacenamiento de los granos en sacos. Pueden apilarse éstos al aire libre, protegidos con lonas, o bien en el interior de almacenes, hangares o depósitos.
En ciertos casos y sobre todo para las semillas, el almacenamiento de los granos en sacos se realiza en almacenes refrigerados.
Almacenamiento al aire libre
Bajo esta rúbrica se agrupan los sistemas en los que el apilamiento de los sacos no se realiza en el interior de edificios construidos mediante obra de albañilería.
Los principales sistemas de almacenamiento al aire libre son:
» el apilamiento en pirámides,
» el apilamiento en almacenes o silos ligeros.
Estos sistemas ofrecen la ventaja de poder montarse rápidamente y con más facilidad, por lo que suelen adoptarse cuando se presentan necesidades especificas y urgentes de almacenamiento.
Apilamiento en pirámides
Este sistema, a menudo utilizado en zonas secas para un almacenamiento de corta duración, consiste en formar sobre plataformas unas pirámides de sacos eventualmente protegidas de la intemperie.
Las plataformas sobre las que se apilan los sacos deben proteger eficazmente los granos contra los ataques de las termitas.
Hechas de hormigón, asfalto o constituidas por una capa de piedras de sillería recubiertas con lonas o materia plástica, las plataformas deben impedir que la humedad del terreno ascienda hasta los granos.
Para ello, no sólo hay que escoger con prudencia los lugares en que se han de establecer las zonas de almacenamiento, sino que además hay que cavar en torno a las plataformas un canal de evacuación de las aguas pluviales.
Para evitar la rehumectación de los granos en caso de lluvia, es importante recubrir con lonas las pirámides de sacos.
Esta técnica se utiliza muy a menudo para el almacenaje de los granos de maní.
Apilamiento en silos ligeros
El apilamiento en silos ligeros, a menudo adoptado para constituir una reserva de seguridad, es muy análogo al apilamiento en pirámides.
La diferencia sustancial radica en la mayor complejidad de la estructura de almacenamiento.
En efecto, un silo ligero está formado por una plataforma de hormigón, de forma generalmente circular, rodeada de una pared de alambrada galvanizada de unos 2,5 metros de altura.
La cara interna de la pared está forrada con una espesa capa de materia plástica. Hacia el exterior, a unos 50 cm de la pared, se disponen chapas onduladas por todo el perímetro del silo hasta 1 m de altura para proteger los granos de los ataques de los roedores.
Los sacos apilados en el interior se cubren con una lona de forma cónica fijada a las paredes y sostenida por un sistema de cuerdas.
Dada la estanquidad de estas estructuras, es importante almacenar los granos cuando están muy secos.
Los silos ligeros de 500 toneladas son los más corrientes, pero se construyen también con capacidades que oscilan entre 250 y 1 000 toneladas.
Las inversiones necesarias para realizar estas estructuras son bastante modestas, pero su vida útil es relativamente breve, pues rara vez pasa de 5 años.
Depósitos y almacenes
Trátese de simples cabañas transformadas por los productores en almacenes o de depósitos modernos y bien equipados, las estructuras de almacenaje deben responder a las exigencias siguientes:
» Impedir la rehumectación de los granos
» Proteger los granos contra las temperaturas elevadas
» Impedir el acceso de insectos, roedores y pájaros
» Facilitar el control del estado de conservación de los granos
» Permitir el tratamiento a su debido tiempo de los sacos y de los locales con productos insecticidas
» Facilitar el uso de máquinas para el desplazamiento y el transporte de los sacos.
Localización y orientación de las construcciones
La protección eficaz de los granos almacenados contra los agentes atmosféricos (sol, lluvia, humedad) y la funcionalidad de las estructuras de almacenamiento dependen de una buena localización y de una buena orientación de las construcciones.
A este respecto, las construcciones destinadas a almacenes deben reunir estas condiciones:
estar situadas, en la medida de lo posible, en zonas poco húmedas y no expuestas a inundaciones; hay que evitar por lo tanto las zonas bajas, los terrenos arcillosos o mal drenados, y la proximidad de ríos y lagos;
estar localizadas fuera de las aglomeraciones y, si es posible, en zonas equidistantes de los lugares de producción agrícola y cerca de vías de comunicación importantes; estar situadas, en la medida de lo posible, cerca de las redes de distribución eléctrica y de suministro de agua;
estar orientadas según el eje este-oeste, de manera que sean las fachadas menores las más expuestas al sol.
Dimensiones de las construcciones
Los almacenes de depósito suelen ser de forma rectangular, siendo su longitud aproximadamente el doble de su anchura.
Pueden establecerse las dimensiones de estas construcciones en función de:
» El tipo, las cantidades y el volumen específico de los granos que han de almacenarse en sacos
» La altura máxima de las pilas de sacos
» El número de lotes que se quieren separar y la anchura de los pasillos de acceso
» La amplitud y la disposición de los locales de servicios.
Altura de las pilas de sacos
La altura máxima de las pilas de sacos depende del tipo de sacos empleados.
Con sacos de fibra vegetal (yute, sisal, etc.) pueden preverse alturas máximas de 5 a 6 metros, mientras que con sacos de materia plástica (tejido de polipropileno) no deben sobrepasarse los 3 metros de altura.
Por otra parte, hay que dejar entre el techo de la construcción y los sacos más altos un espacio suficiente para que pueda circular libremente un hombre.
Pasillos
Los pasillos entre los lotes pueden tener de 2 a 4 metros de anchura, mientras que los pasillos entre las paredes y los lotes han de tener una anchura mínima de 1 metro.
Locales de servicios
La amplitud y la disposición de los locales de servicios dependerán de la importancia de la estructura de almacenamiento.
Conviene prever en todos los casos, además de los espacios de almacenamiento propiamente dichos:
» Una oficina, equipada si procede con aparatos de laboratorio para el control de calidad
» Un depósito para guardar sacos vacíos. materiales, instrumentos y productos químicos
» Una zona de trabajo, que puede estar simplemente bajo cobertizo, para la recepción y el control de los granos y su eventual reacondicionamiento.
Detalles de construcción
El suelo
El suelo del almacén debe impedir que ascienda la humedad del terreno. Para ello, es útil poner una capa de material impermeable (capas de asfalto, tela asfáltica, láminas de materia plástica) debajo del pavimento de cemento.
Las paredes
Las paredes, generalmente de ladrillo o de piedra (pero también de chapa) deben estar enlucidas tanto por dentro como por fuera, y pintadas de un color claro.
El tejado
El tejado debe formar alero, sobresaliendo de las paredes en 1/3 a 1/4 de la altura de éstas, para evitar que penetre el agua de la lluvia por las aberturas de ventilación.
Las aberturas de ventilación
Las aberturas de ventilación, de dimensiones adecuadas, deben estar situadas en lo alto de las paredes, bajo el alero, y en las fachadas correspondientes a los lados largos de la construcción.
Además de facilitar la ventilación de los locales, sirven para iluminar parcialmente el almacén.
Para evitar la penetración de aves, roedores e insectos, es importante que estas aberturas estén provistas de rejas adecuadas y de mosquiteros.
Las puertas
Las puertas deben ser bastante amplias para permitir el paso de hombres, materiales de mantenimiento y productos.
Preferentemente de metal y de hojas de eje vertical, deben abrirse hacia el exterior y estar protegidas contra la lluvia mediante una marquesina.
Mantenimiento de las construcciones
Para garantizar unas buenas condiciones de almacenamiento y prolongar la vida de las estructuras, hay que controlar permanentemente el estado de las construcciones y, cuando sea necesario, realizar oportunamente los trabajos de mantenimiento imprescindibles.
Los pequeños trabajos de mantenimiento ordinario de las construcciones pueden consistir en:
» Reparación del tejado (reposición de chapas eventualmente desplazadas, sustitución de clavos, obturación de agujeros o grietas, sustitución de chapas defectuosas, etc.)
» Reparación del enlucido y de la pintura de las paredes
» Reparación de los marcos de las puertas
» Limpieza y reparación de los sistemas de ventilación; mantenimiento del piso.
Para garantizar una buena higiene, hay que limpiar además los locales y los espacios adyacentes con gran cuidado y de manera sistemática.
Utensilios e instrumental
Para administrar debidamente los géneros almacenados, es importante que los almacenes estén dotados de utensilios e instrumentos idóneos.
Algunos son indispensables para que la conservación de los productos se realice en buenas condiciones; otros son menos necesarios pero facilitan y hacen menos penoso el trabajo del personal.
En función de la importancia de sus estructuras, se recomienda equipar los almacenes con el material siguiente:
» Instrumentos de recepción y control (peso, humedad, temperatura, etc.)
» Materiales de manipulación para facilitar el desplazamiento de los sacos
» Equipo para el reacondicionamiento de los productos
» Equipo para el tratamiento con insecticidas de los granos, los sacos y los locales; sacos y tarimas de carga o estibas.
Materiales de manipulación
La manipulación de los sacos de granos es generalmente manual, cargándose los sacos al hombro.
Para facilitar esta tarea se utilizan carretillas, que permiten transportar sacos uno a uno.
Conviene recordar que no deben utilizarse garfios, ya que deterioran considerablemente los sacos.
En las grandes instalaciones se realiza el apilamiento de los sacos con ayuda de un transportador de cinta sin fin, pero en los pequeños almacenes se prefiere un elevador móvil, de uso más fácil pues ocupa poco espacio en el suelo.
No obstante, este último aparato eleva los sacos uno a uno, mientras que el primero tiene la ventaja de operar de manera continua.
Equipo para el reacondicionamiento de los productos
Puede ser necesario proceder al reacondicionamiento de productos cuya calidad a la recepción parece dudosa.
En tal caso, hay que disponer de una unidad de reacondicionamiento de los granos constituida por dos tornillos de alimentación con tolva de entrada, una limpiadora-separadora, un aparato para el tratamiento contra insectos, una pesadora-ensacadora y una cosedura de sacos.
Esquema de una unidad de reacondicionamiento: 1 Tolva de entrada 2 Limpieza 3 Desinsectación; 4 Ensacado.
Sacos y tarimas de carga
Los granos se introducen en sacos, de los que el almacén debe tener amplia provisión: sacos de fibras vegetales (yute, algodón, etc.) o de plástico (polipropileno).
La elección del tipo de saco es importante, ya que determina la altura de las pilas.
Las pilas se levantan sobre tarimas, que evitan el contacto directo de los sacos con el suelo. Estas tarimas son por lo tanto indispensables para evitar que ascienda la humedad desde el suelo del almacén.
Es recomendable escoger o construir tarimas ligeras para facilitar su desplazamiento dentro de los almacenes.
Gestión del almacenaje en sacos
Para organizar debidamente las actividades de recepción y almacenaje de los granos suministrados o depositados en sacos es necesario respetar las reglas generales siguientes:
» Evitar la recepción de cantidades de granos superiores a la capacidad del almacén, la cual depende también del número de lotes individualizados que se pretende establecer
» Guardar únicamente productos bien secos y limpios
» Reacondicionar los productos en caso de sacos mojados, desgarrados, o cuando la calidad de los granos parezca dudosa
» Levantar pilas de sacos estables y fácilmente accesibles
» Prever, al levantar las pilas, la individualización de los lotes, separándolos por tipo de producto, calidad y fecha de entrada en el almacén
» Aplicar el principio según el cual el primer lote en entrar debe ser el primero en salir
» Cuidar de la higiene y del buen estado de los locales y sus inmediaciones, de los instrumentos y materiales y de los productos almacenados
» Prever a tiempo los aprovisionamientos de combustibles, sacos, insecticidas y productos diversos.
Levantamiento de las pilas de sacos
Cada tipo de producto debe tener un emplazamiento reservado en el almacén.
Para ello se pueden trazar con pintura marcas en el suelo dejando libres los pasillos de inspección entre las paredes y las pilas de sacos, así como pasillos más anchos de manipulación frente a las puertas.
Antes de levantar las pilas sobre las tarimas, hay que comprobar el buen estado de éstas (que no sobresalgan clavos, por ejemplo).
Para que la pila tenga una buena estabilidad, cada saco debe colocarse de manera que se le superpongan otros dos.
Además, los lados de las pilas deben mostrar una inclinación hacia el interior del montón, inclinación que será mayor cuando los sacos sean más escurridizos (sacos de plástico sobre todo).
Los sacos pueden apilarse también en forma de piramídes.
En cuanto a la altura, dependerá del tipo de sacos (de fibra vegetal o de plástico), de la fragilidad de los productos contenidos y, evidentemente, de las dimensiones mismas del almacén.
Por otra parte, la altura de las pilas de sacos no debe ser superior a su anchura.
El uso de sacos de tipo y dimensiones iguales y la regularidad de las pilas levantadas permiten un control rápido de las cantidades almacenadas.
En efecto, multiplicando el número se sacos de una capa por el número de capas de la pila puede determinarse el número total de sacos de cada lote individualizado.
Una vez levantada la pila, debe ser objeto de un control administrativo. Para ello, hay que rellenar y tener al día unas fichas en las que se inscriben, por lo menos, los datos siguientes: número de sacos, naturaleza del producto y fecha de recepción, fecha del levantamiento de la pila, naturaleza y fecha de los tratamientos contra insectos efectuados.
Es preciso rellenar estas fichas en dos ejemplares, uno para la administración del almacén y otro para sujetarlo a un saco de la pila correspondiente.
Inspecciones
Los almacenes deben ser sometidos a inspecciones frecuentes para comprobar el estado de los productos y de las estructuras.
Aparte de las visitas diarias, es necesario realizar inspecciones más a fondo cada semana o cada quince días, para prevenir las pérdidas ocasionadas por la acción de roedores, insectos y mohos.
Estas inspecciones, que se harán de preferencia al final de la jornada, tendrán por objeto:
» El estado de las pilas de sacos (costuras, desgarraduras y fugas, presencia de insectos y moho, manchas de humedad, huellas del paso de roedores, etc.)
» El estado de los granos: controles de muestras (humedad. grado de infestación, etc.).
Se recomienda, finalmente, un control general y completo mensual de las instalaciones y de los productos.